viernes, 27 de diciembre de 2013

[Creando una historia #2] Los personajes

¡Sí! ¡Sigo viva y estoy de nuevo a la carga! Últimamente me siento con muy, muy pocas ganas de ponerme a escribir y a lo mejor esta entrada será rara porque no veo muy lúcida hoy, pero me he propuesto no dejar abandonado esto tanto tiempo por temor a aburrirme del blog y abandonarlo así que hale, que salga lo que deba salir (?).

Pues como dije en la primera parte de esta sección, la segunda parte la voy a dedicar al segundo punto vital en una historia: los personajes. Este es un tema más delicado, porque establecer pautas para hacer personajes es muy complicado y a veces hasta un poco controvertido (¿quién es uno para decir si un personaje está bien o mal hecho?). Yo voy a tratar de abordarlo de un modo muy generalista y, si entro en detalles, quiero que sirva sólo como ayuda para aquellas personas que tengan menos práctica con esto, que para nada sea visto como una regla que siempre debe cumplirse.

Bueno, vamos al lío:



Lo más normal es que, a estas alturas de vuestro proceso-en-pos-de-una-historia, sepáis ya algunos personajes que participarán en ella. Es mucho más fácil, al fin y al cabo, hacer que unos personajes lleven a cabo una historia que adaptar a unos personajes que lleven a cabo una historia, no sé si me explico.

También es normal que vuestros personajes sean más bien unos vagos esbozos de lo que serán.  ¡Por algo se tiene que empezar! Así que trabajemos sobre eso.

Creo que lo mejor para empezar será definir qué rango de edad tendrá ese personaje. No tanto los años que tiene sino si es un niño, un adolescente, un joven ya casi adulto, una persona mayor... Eso nos va a permitir centrarnos mejor en sus preocupaciones, problemas y en lo que transmitirá al lector con la historia. Por lo general, los protagonistas adolescentes van dirigidos a un público adolescente, los infantiles al público infantil... ¡Pero no os creáis que eso es una norma! Por ejemplo, El Principito tiene como protagonista a un niño y gusta tanto a pequeños como mayores.

Una vez lo tengamos, podríamos pasar a buscar su meta, su sueño, su propósito en la vida (o, al menos, su propósito a corto plazo). Pensad que todos, por pequeño, tonto o imposible que sea, tenemos un sueño. ¡Y vuestro personaje no debe ser menos!
Esto es realmente crucial, casi casi lo más crucial a la hora de hacer un personaje, ya que, ante todo en el protagonista, sea probablemente lo que le mueva a embarcarse en la aventura que será nuestra historia o, en su defecto, la historia será la narración de los obstáculos que habrá de superar para conseguir llegar a esa meta.  Para quedar bien os diré que a esto suele llamarse leitmotiv (ay, alemán, por qué eres tan hermoso... ♥), traducido al español como algo así como "motivo conductor". En la RAE lo definen de este modo: Motivo central o asunto que se repite, especialmente de una obra literaria o cinematográfica.
Buscad algo que defina tanto vuestro personaje como la razón en la que se verá envuelto en la trama de la historia. "Buscar el amor verdadero" es un cliché de historias románticas; "Que X persona se enamore de mí", otro. Querer libertad suele ser la mejor opción para un personaje que haya sido encerrado, de manera metafórica o no. Venganza es otro tema que se repite mucho, pero que suele ser bastante efectivo bien desarrollad. Simplemente pensad en qué es lo que mueve a vuestro personaje y definidlo en unas pocas palabras.

Luego podéis pasar a darle cualidades al personaje. Esto es cuestión de práctica, ganas y meticulismo, pero yo os aconsejo que cuando vayáis a darle los rasgos a vuestro personaje, lo hagáis en una hoja y que pongáis al menos por cada dos o tres cualidades buenas, una mala. ¿Por qué? Pues para dar realismo. Un error muy, muy común en los escritores primerizos es tratar de hacer personajes perfectos siempre, que buscan que le gusten a todo lector (y sólo consiguen que resulten odiables e insoportables).
Mirad, las reglas de oro en esto son dos. La primera, es que al igual que no hay una persona en el mundo que sea perfecta, vuestros personajes tampoco han de serlo. La segunda, y casi más importante, es NUNCA creéis nada pensando en gustar a todos porque ese es el primer paso al fracaso. En negrita, así, para que os deis cuenta de cuán importante es.
Por eso, cuando creéis al personaje, pensad  en sus cosas malas a la par de sus cosas buenas. A lo mejor vuestro personaje resulta que es super inteligente pero es un creído por ello. O a lo mejor es un buenazo, pero es un torpe. Sed realistas, en serio, buscad cosas que sean usuales, patrones de personalidad que hayáis encontrado en vuestra propia vida para no meter la pata con esto.

Y no, ser demasiado bueno, demasiado guapo y similares no se considera un defecto....

Una vez tengáis eso, yo os aconsejaría decidir en base a lo que ya sabéis de vuestro personaje su forma de hablar, expresarse o pensar. Esto es una narración, así que es muy importante tener bien claro esta clase de cosas para separar al personaje de nosotros mismos y hacer que se diferencien también diferentes personajes entre ellos. Con esto no quiero decir otra cosa sino que cada persona hablando es un mundo, y no porque algunos hablemos español y otros inglés o swahili, sino también en nuestra manera de expresarnos. ¿Es vuestro personaje muy hablador o más bien callado? ¿Suele usar monosílabos? ¿Cuando le preguntan algo, va a dar rápidamente la respuesta o le gusta explayarse? ¿Tiene una manera refinada de hablar o parece sacado de un pueblo muy, muy perdido entre las montañas? Definid toda esta clase de cosas para darle más personalidad. Yo, por ejemplo, ahora mismo llevo una historia en la que se alternan tres puntos de vista diferentes, y cada narrador tiene una manera de hablar y narrar los hechos completamente diferente: el alegre y dicharrachero pueblerino, el fino y enrevesado escritor y el basto y sobrio y egocéntrico estudiante. ¡No sabéis cuánta vida da eso a la historia!

Con todo eso, ya lleváis mucho del personaje hecho, aunque no lo parezco. Os aconsejo ya sacar todo el resto de rasgos con una ficha de personaje y/o haciendo preguntas. Por internet hay muchas de estas fichas de personaje en la que os podéis basar y que son muy buenas. Las hay muy básicas -demasiado la mayoría de veces para mi gusto- y otras que ya, también para mi gusto personal, se pasan mucho y son una pesadilla para rellenar. Así que, nada, o bien la hacéis vosotros o seguís una que os plazca. O directamente, ni la hacéis, que tan importante no es mientras vosotros tengáis claro a vuestro personaje. En ese caso os propongo ir haciendo "preguntas al personaje" para ver cuál sería su respuesta. ¿Es heterosexual o no? ¿Tiene alguna manía importante? ¿Colecciona algo? ¿Le gusta que la gente o es más bien solitario? Cosas por ese estilo. ¡Ya veréis como lo más seguro es que sea el personaje el que acabe respondiendo, en vez de vosotros!

Como veréis, no he dicho nada sobre el aspecto. Necesario no es en absoluto (hay libros en los que no se dice nada sobre el aspecto del personaje) y, la verdad, comprendo que para cada persona esto sea o muy fácil o muy dificil. Yo dibujo así que suelo hacer el diseño y luego creo personalidad en base a él. Otros hacen al revés. Otros dan vagos detalles acerca del aspecto y dejan el resto a gusto del lector. Así que trabajad como más seguros os sintáis, sólo eso.

Aparte de todo lo dicho, hay más cosas que decir sobre este fantástico mundo de los personajes, pero, la verdad, haría la entrada demasiado larga y como esto tan sólo es una introducción para empezar una historia, creo que sobra. Así que haré más entradas relacionadas con el tema más adelante.

¡Hasta la siguiente parte!

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